EL VALOR DE LAS COSAS
- Carolina Rodríguez
- 18 dic 2018
- 4 Min. de lectura
Hoy me siento muy emocionada porque este es el primer post que voy hacer en mi blog. No sabía de qué escribir, a veces se me vienen todas las ideas a la cabeza y otras veces estoy completamente nula. Sin embargo, como dije antes, me emociona mucho, no solo porque es algo que me gusta hacer, sino porque sé que muchos se sentirán identificados con las cosas que escribo.
Después de darle tantas vueltas al asunto de lo que escribiría en mi primer post recordé un tema que vivo casi a diario en mi negocio, y si tú eres emprendedor o emprendedora sabrás de lo que te estoy hablando. Y para aquellos que no tienen un negocio propio, también comprenderán este tema desde otra perspectiva.
A menudo en mi negocio me topo con frases cómo, “me haces un descuento”, “dame un precio especial”, “has una excepción conmigo”, pero la que la saca del estadio es; “PERO POR QUÉ TAN CARO”!!! Esta última es matadora para mí, a veces me dan ganas hasta de llorar.
Hay días en los que tengo que levantarme muy temprano, estar todo el día de pie horneando, pesando los ingredientes, yendo a comprar los insumos, decorando, amasando fondant (que es cosa que desgasta descomunalmente las articulaciones de las manos), además de esas tareas, tengo que atender a mi hija y lidiar con los quehaceres de la casa…. Termino el día extremadamente agotada.
Todo esto suena y es realmente agotador físicamente y en algunos momentos lo es mentalmente, recuerdo que hace poco tuve la fiesta de cumpleaños de mi hija, yo quería hacer la mejor fiesta!! Tenía muchas cosas planeadas, incluso mi hija estaba más emocionada que yo. Por mi parte, no quería desilusionarla, y aunque hubiese hecho menos, sé que tampoco lo haría porque los niños son de corazón agradecido y saben recibir con amor. En esa misma semana, tenía que realizar otros pedidos y desde luego si o si tenía que cumplir, lo que requiere un trabajo planificado para que cumplir con todo y no quedar mal jamás con otras personas (seguramente en otro post les hablaré de eso).
Tenía idealizada esa semana, el calendario y todos los pormenores ya estaban planificados, sin embargo, JAMÁS cuentas con que te vas a enfermar, eso nunca estará en el planner de tu semana. Un día me levante con una gripa muy fuerte, esas gripas de escalofrió, fiebre, dolor de cabeza y desaliento. Yo me considero una mujer fuerte para ese tipo de cosas y más cuando sé que tengo mucho trabajo, pero realmente esa gripa fue más fuerte que yo. Tenía pocas cosas adelantadas para los pedidos, porque en esto de la pastelería pocas cosas son las que puedes dejar listas con anticipación. Tan mal estaba, que algo me produjo una alergia terrible, mi cara y mi cuerpo amanecieron con un salpullido horrible, literalmente LLORÉ, nada de lo que había planeado para esa semana había resultado, estaba muy triste porque lo que más hago en este trabajo es hacer todo con mucho amor y empeño, y me castigaba a mí misma pensando en que siempre me he esforzado para otras personas y ahora que quería hacerlo para mi hija no podía, ya que una gripa inesperada me estaba arrojando a los brazos de mi cama, cosa que realmente no quería por nada del mundo.
Finalmente la gripa paso, y en un día y medio tenía que hacer lo de toda una semana, lo de la fiesta de mi hija y los otros pedidos que eran igual de importantes para mí. Ese día y medio trasnoche, estuve muchas horas de pie, estaba muy muy agotada ya que dormí pocas horas, pero al final, logre realizar las cosas que tenía que entregar y lo de la fiesta de mi hija.
Como ven, nada es predecible cuando trabajas independiente y dependes de tu estado físico y hasta emocional para hacer tu trabajo, pero esto no es que me pase una vez cada milenio, no, cosas inadvertidas me han sucedió muchísimas veces, pero gracias a Dios y a la responsabilidad siempre he podido cumplir, le pongo todo el amor, todo el empeño, todas las ganas del mundo para que cada persona que recibe lo que hago, tenga un momento de dulce bendición.
Como ven, no todo es ir a comprar, realizar y vender. Hay un detrás de cámaras de todo lo que hago, incluso las personas que tienen un trabajo fijo tendrán su propio detrás de cámaras y es en ese instante cuando pedimos a gritos ser VALORADOS, por todo lo que implica hacer lo que hacemos. Nos acostumbramos a estar inmersos en un mundo que nos dice todo el tiempo; dinero, dinero, dinero. Trabajamos por dinero, trabajamos porque necesitamos dinero para comprar cosas, y obviamente todo eso es válido, pero, también hay cosas de valor, que sacrificamos por el dinero; nuestra familia, conocimiento, tiempo, esfuerzo, salud…. En fin.
Todo lo que quise decir en estas ochocientas y tanto de palabras es, valora lo que haces, valora lo que tienes, valora tu trabajo, no regatees el esfuerzo del otro, no conoces el SACRIFICIO, las lágrimas y todo lo que el otro hace por ti, directa e indirectamente, y no me refiero solo a las personas que venden, sino a todo en general. La persona que te sirve el almuerzo, la que te atiende, la que te plancha, la que trabaja por el sustento de la casa, la que te transporta, la que te aconseja, la que te cuida, la que te ama… VALORA, VALORA Y VALORA, porque TODO lo que se hace con amor tiene un esfuerzo que no tiene precio!
Ahora me entenderás porque no puedo hacer un descuento, dar un precio especial, hacer una excepción o responder al “PERO POR QUÉ TAN CARO”.
Me siento orgullosa de ti 🤩